miércoles, 13 de abril de 2016

IMPOSIBLE

Fuera nevaba. El paisaje iba cambiando de aspecto a medida que el tren avanzaba. Cada vez más blanco, cada vez más oscuro. Los rayos de sol se peleaban con las nubes en un esfuerzo por alcanzar la superficie, pero hoy no lo iban a conseguir.
El paisaje era el reflejo de su estado de ánimo. Luchando para que la tristeza no se apoderara de su alma.

Había salido el sábado por la mañana de su casa igual que sale una adolescente al encuentro de la vida. Una vida que se abre con nuevas sorpresas y esperanzas. Al igual que una adolescente, temblaba ante el temor de que la vida no fuera lo que le habían contado. Y si no encontraba lo que esperaba? Y si sólo era una fantasía?

Durante el trayecto no paró de imaginar cómo sería. Una sonrisa nerviosa se le había instalado en el rostro. El hombre que tenía enfrente no paraba de mirarla. Seguro que pensaba que era idiota con esa sonrisa puesta, y cada vez que recibía un wassap de él, la sonrisa tonta se le acentuaba.

¿Cómo había llegado hasta allí? Aquello parecía totalmente imposible. No se habían visto nunca, casi no habían hablado. Dos conversaciones telefónicas pero, eso sí, miles de wassap en sólo 5 días.

Había abierto su alma a un hombre que no conocía pero que sentía que de alguna manera el estaba ahí para ella y ella estaba ahí para él. En algún momento la vida había decidido jugarle una buena pasada. Se lo debía! ya le había puteado bastante. Aunque…de vez en cuando, una nube negra se instalaba en su mente y la hacía dudar.

No se había equivocado, cuando le vio le reconoció inmediatamente. Ahí estaba! le habría reconocido entre una multitud, entre un millar de personas, porque había algo que les tenía conectados.

No podrá olvidar ese día y esa noche. Se acababan de conocer, pero ellos ya se conocían, no hacía falta forzar nada. Todo era natural, como lo es cuando  dos personas llevan años juntos y la sola presencia del otro hace que todo sea  tranquilidad y sosiego.

Decidió que no quería dormir. No podía perder las horas que le quedaban por disfrutar de su compañía, durmiendo. Quería sentir sus brazos rodeándola, quería sentir su respiración en su rostro, sus manos entrelazadas. Absorbió todas esas sensaciones y las dejó fotografiada en su piel.
En algún momento de la noche, el sueño maldito se apoderó de ella.

Cuando despertó no había nadie a su lado, nadie la abrazaba, nadie entrelazaba sus manos con las de ella, había desaparecido el cálido aliento que le embargaba.
Buscó por cada rincón de la casa, gritó su nombre hasta quedarse muda, esperó durante horas, días, semanas…

Con el alma rota y el corazón deshecho volvió a aquella estación que fue testigo de su ansiado encuentro. Volvía a la soledad, a la tristeza.

LLÉNAME DE TI

Estoy sedienta de sentimientos, de mis dedos salen palabras abortadas. Mi cuerpo sufre las llagas de la sequía. Mi alma se encoge y ...