Mi querida amiga.
Otra vez estoy aquí, dándote el
coñazo con mis cosas. No necesito terapeuta porque te tengo a ti. Siempre
dispuesta a escucharme. Nunca me contestas, pero no me importa, intuyo tu
respuesta.
Hoy me he sorprendió a mí misma ¡otra
vez! ¿Cómo es posible que sienta celos de alguien a quien no conozco por
alguien que tampoco conozco? ¿Tan insegura soy? yo, que me creo la persona más
segura del mundo, que tengo todo claro, que tengo teorías para todo. De repente
mi castillo de naipes se me derrumba y mis teorías, mis seguridades, yo misma,
me derrumbo.
Me repito una y mil veces que él es una fantasía, salido de
un relato, de muchos y, que como tal, es sólo puro sentimiento. ¿Y ella? Alguien
que se ha metido en la diégesis para complicarlo. No hay un buen relato sin
una buena trama. Y aquí estoy, metida de lleno en una historia que aún no se cómo
será su desarrollo, pero que presiento el final. Siempre me han gustado los
finales dramáticos. Me dejan un sabor de boca amargo, pero son los que
permanecen en mis recuerdos.
Espero tu respuesta intuida.