jueves, 12 de mayo de 2016

YA NUNCA




Habían pasado cuatro semanas desde la última vez que le vio.


Se sorprendió el primer día que vio su asiento vacío y ahora no paraba de hacer conjeturas sobre lo que podría haberle ocurrido. “Estaría casado  y su mujer se había puesto enferma, o era él el que estaba enfermo,¿ unas anginas? ¿ gripe? No. gripe no, no era época de gripe.¿Le habían despedido del trabajo? ¿No, eso no! Si le habían despedido del trabajo, entonces no volvería a verle. Seguro que era otra cosa. Quizá se había tomado unas vacaciones por adelantado. Si, seguro que era eso. En los tres años que llevaban viajando juntos no había faltado ni un solo día al trabajo, sólo cuando cogía vacaciones. Era raro porque siempre se las cogía en agosto, pero podía haber cambiado los planes este año”.

Se tranquilizó a sí mismo con la última suposición y decidió que no había por qué alarmarse. Seguramente dentro de poco volvería a estar sentado en el asiento de siempre, con un nuevo libro para leer y escuchando música en su móvil.


Ahora, después de un mes sin verle estaba ansioso por montarse en ese tren y comprobar que el hombre del que se había enamorado la primera vez que le vio, estaba sentado en su asiento de siempre. Pero su asiento estaba vacío. Esperó nervioso, mirando a la puerta del vagón hasta que el jefe de estación tocó el silbato dando permiso  al maquinista para que comenzara el viaje.

Las lágrimas asomaron a sus ojos, una tristeza infinita invadió su corazón porque comprendió que ya nunca podría decirle lo mucho que le amaba, ya nunca podría sonreírle por primera vez, nunca podría  rozar su piel, ni acariciar sus rizos azabaches. Ya nunca podría besar esos labios que tanto deseó y que nunca se atrevió a rozar.

Habían pasado tres años viajando juntos,  y nunca se habían dirigido la palabra, nunca se habían cruzado la mirada.

Ahora ya no estaba.

LLÉNAME DE TI

Estoy sedienta de sentimientos, de mis dedos salen palabras abortadas. Mi cuerpo sufre las llagas de la sequía. Mi alma se encoge y ...